viernes, 16 de marzo de 2012

Germinar.

El olor a pan recién hecho, a galletas al salir de la universidad, y a tierra mojada. El tacto de esta última. Que el gato te raspe la mano con la lengua. Pasear por el césped recién cortado con los pies descalzos. Bañarse en la piscina de noche. Quemar la punta de una rama y dibujar formas en el aire. Un beso, un abrazo o un "te quiero" de verdad. Romper las burbujitas del plástico de embalar. Mirar fijamente unos ojos que brillan de emoción. Ver tu película favorita por segunda, tercera, cuarta o trigésimo-quinta vez, y recitar los diálogos. El suspiro tras un buen rato de carcajadas; y, por qué no, las carcajadas en sí.

Podría estar hasta mañana (teniendo en cuenta que "hoy" casi acaba de empezar) aumentando la lista y no acabaría. Son, a mi parecer, pequeños placeres de la vida; esos instantes que, aunque breves, se viven con intensidad; esos puñeteros instantes que te consiguen sacar una sonrisa, por muy pequeña que sea. Simples, no materiales o baratos (en la mayoría de los casos, considero que hoy por hoy el precio del cine es desorbitado para la calidad que ofrece la mayoría de su cartelera, pero para gustos, colores), pero, sin duda, motivan.

No viene a cuento (como nada de lo que escribo), pero hace un mes planté semillas de margaritas africanas (preciosa planta, por cierto, más abajo os dejo una foto). Me gusta subir, observarlas, regarlas si les falta agua y ver cómo el gato chismorrea a su alrededor. Hoy, para mi sorpresa, he podido ver el primer brotecillo. Apenas son dos hojas, pero son de un verde que da bastante vitalidad. Y algo tan pequeño e inesperado me ha alegrado el día. 

Nosotros, a base de pequeñas alegrías, crecemos y crecemos hasta ser quienes somos. El ser felices es lo que nos hace fuertes, y los placeres nos dan esta felicidad. No se me olvidan otro tipo de placeres, que no son tan pequeños, sino que son muy grandes, con un corazón más grande todavía, y aunque no los tengas delante, sabes que están ahí, y que realmente son los motores de todo este sistema. Esto va dedicado a todos ellos, que nos incitan a ver los pequeños placeres de la vida (es decir, como dice el título de este blog, a germinar) y a crecer, mejorar, y ver el lado positivo de la vida día a día. Gracias por todo.

Ah, se me olvidaba, la foto de la flor:

Preciosa, ¿verdad? :)

martes, 31 de enero de 2012

Carnavales venecianos.

"Te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar" - Héroes del Silencio.


El ser humano, por naturaleza, siente miedo. Lo explica el miedo irracional a las arañas y las serpientes, producto de años de evolución en los que estos eran los únicos animales que podían subir a los árboles y alcanzar a nuestros antepasados. Luego el miedo se va socializando, y empezamos a sufrir los asociados a nuestro entorno. Y luego están los miedos particulares; los que, a pesar de ser superados por nuestra sociedad, todavía tenemos.

Esos son nuestros peores miedos. Son esos miedos en los que no nos sentimos apoyados, o en lo que menos lo hacemos. Son esos miedos por los que nos camuflamos o nos ponemos una máscara para simular que somos más fuertes que ellos. Esas máscaras que a veces no nos quitaremos en nuestra vida, o contra las que podemos luchar y salir victoriosos.

Admiración hacia los valientes, que dejaron el baile del carnaval para enfrentarse a la vida real.

martes, 17 de enero de 2012

Homo homini lupus?

Hoy es una de esas tardes rompe-espaldas pre exámenes. A falta de café o un sustitutivo eficiente, decido que es mi momento de volver a casa. El tiempo, tan gélido como nos tiene acostumbrados, acompañado por una postal navideña de los alrededores del Castillo nevados, me dan la bienvenida.

Y llega el momento de dejar de lado los apuntes para ordenar otras cosas: una cabeza que no acumula más que marañas, a veces de pelo y otras de pensamiento. Dejando a un lado las primera, me da por pensar un poco en el día a día, lo poco que le dedico últimamente a organizar la vida social y personal y, con perdón del lector, el "por culo" que se da la gente.

Entonces llega uno de esos momentos que, aun siendo aleatorios, te dan respuesta a tus dudas, como si alguien te vigilase. Y entonces, cavilo un poco y ato cabos. Y, como no, llego a la conclusión, y esta vez me sorprende.

Al contrario de lo que decía Hobbes, que "el hombre es un lobo para el hombre", paso a pensar otra cosa: El ser seres vivos, y aún peor, seres humanos, nos hace tiernamente débiles. Y eso le da un encanto a lo que somos.