lunes, 31 de diciembre de 2018

martes, 6 de noviembre de 2018

La llorona.

En esa sala oscura la llorona se cobija.
Cansada, de sentimientos falsos
su corazón desvalija.

Que una vida privada de ternura
es demasiado para un corazón flojo.
Que por fin no da miedo tener el arrojo
de decir que la nostalgia es dura.

Hay muertos que no hacen ruido, llorona,
y es más triste su penar

Y en esa sala donde pasa la hora
y el cansancio no se corresponde con el sueño,
sólo hay un suspiro del que su cuerpo ya no es dueño
y una respiración que con el pensar se atora

Y a la sinrazón deja paso
ese rasgado cantar,
que deberá reflexionar
hasta su último ocaso.

Si por ti daría la vida, llorona,
¡¿qué más quieres?! ¿Quieres más?

domingo, 16 de septiembre de 2018

Se posa un pájaro en mi balcón
y atrae la atención de mis pupilas ausentes.
Se posa un pájaro en mi balcón
y chilla, condescendiente,
a la vida y al furor,
al vacío y a la muerte.

Se posa un pájaro en mi balcón
en este domingo soleado.
Se posa un pájaro en mi balcón
y atrae la atención de un corazón
que de sufrir ya se ha cansado.

Se posa un pájaro en mi balcón
y se pregunta mi mente
"¿Serás algún día tan inteligente
para hacer el favor de quererte
sin ningún otro motor?"

miércoles, 29 de agosto de 2018

Calla y traga.

Bebe las palabras que pasan por tu mente
y aléjalas del alcance de aquello que te hiere,
porque es verdad, "¡nadie te quiere!"
como mantra repetido en el delirio demente.

Buscar realización en la penumbra
y no dar lugar al asombro,
pues tener el alma hecha escombro
es malo y a nadie deslubra.

Añicos de este corazón
que se esconde en una coraza
y sus sentimientos amordaza
para concordar con la razón.

Sombría será tu existencia
que esperas efímera por suerte,
pues vida sin vida solo es muerte
para aquel que ya perdió su esencia.

domingo, 26 de agosto de 2018

Hay un fantasma que lo recrimina todo desde la esquina de la habitación.
Hay una sombra que me vigila desde el techo y me riñe si me equivoco.
Hay una tensión en el brazo que me recorre el hombro y me baja por la espalda.
Hay un reflejo en el espejo que me desprecia y me mira a los ojos con rabia.
Hay un nudo en mi garganta que no se va por más que trago.
Hay unos oídos que no dejan entrar palabras de consuelo.
Hay una mente que se rehúsa a pensar que alguien la quiere.
Hay unas ganas infinitas de abandonar y mandarlo todo al traste.
Hay un sueño que me culpa de todas mis malas acciones.

Hay mil y un motivos para buscar ayuda e intentar salvarme.

martes, 21 de agosto de 2018

La banca no cura.

No es infrecuente encontrar en Barcelona a indigentes que, por circunstancias varias, moran los cajeros en busca de cobijo. Siempre silenciosos, aparentemente indiferentes a lo que sucede a su alrededor, interaccionan contigo mediante un vaso vacío o con unas pocas monedas de los usuarios piadosos que han tenido un poco más de suerte que ellos. Porque al fin y al cabo llegas a la conclusión de que tu destino, más que esfuerzo y fuerza de voluntad, es suerte. Suerte de ser lo suficientemente fuerte o suerte de que la vida te haya sido lo suficientemente favorable para no verte así.

En este año he visto aparecer a muchos indigentes, e igualmente los he visto desaparecer. Hoy de hecho he visto el cartoncito sobre el que apoyaba el vaso uno de los últimos, que sentado sobre la marquesina intentaba ganar unas monedas en horario diurno, plegado y desparramado en la puerta de la sucursal.

Con esto es inevitable pensar que la banca no cura. La banca te diseña la vida y los sueños, te hace perseguir fantasmas y hadas que en realidad no existen y te exprime para que saques siempre lo peor de ti. La banca te lleva al límite, a la disuasión, a la disociación de lo real y lo ficticio. La banca busca que hagas crecer la banca, incluso en aquellos momentos en los que la banca sabe que no puedes hacerlo. La banca tira tu vida por la borda y te lleva a la calle.

La banca no cura. La banca mata.

lunes, 20 de agosto de 2018

sábado, 18 de agosto de 2018

Pulgas

Como dice el viejo refrán, "a perro flaco todo son pulgas".
Estas pulgas no se ven, pero saltan en esta mente desordenada
y se pasean en momentos de estabilidad efímera.
Su baile compulsivo lleva a pensar en personas y temas banales
que quizás nunca vuelvan a cruzarse en mi camino, pero que ahí están.
Y este perro piensa
que siendo flaco con ocho kilos de más,
siendo viejo con veinticinco primaveras
y estando cansado con tantas ganas de actividad
no sólo tiene pulgas,
sino astillas en el corazón.

martes, 7 de agosto de 2018

Instrucción

Véndeme un colchón
y haz brotar de mis ojos la lágrima de desesperación.
Cuéntame lo falso que es lo que he aprendido,
que de la vida realmente nada he entendido.
Dime que la solidaridad es un cuento de los Reyes Magos,
que el mundo se ha de mover sólo por el libre mercado,
que del verdadero saber todo me he perdido.
Hazme caer en el hastío de pensar
que lo que mi corazón me dicta es una utopía,
que he de tomarme el mundo que vivo con filosofía
porque es inevitable acabar mal.

Y yo, lejos de todo quedo
en este mar de información y enredo,
buscando en mi desenfreno
algún lugar a todo este lío ajeno.

domingo, 29 de julio de 2018

Subliminal

"No lo hagas. Podemos ayudarte."

Por norma general, dicen que los sueños tardan cuestión de minutos en borrarse de nuestra memoria; sin embargo, creo que esas palabras, acompañadas siempre de la musiquita del diablo, me van a acompañar durante mucho tiempo.

Me acaben convenciendo o no.

miércoles, 25 de julio de 2018

Mil mundos

Un día llegué a la conclusión de que en ti había mil mundos.
Un mundo en tu mirar sosegado y tierno, tan lleno de vida y cariño.
Un mundo en tus suaves manos y en su deslizar a lo largo de la piel que habito.
Un mundo en tus dedos y en la prosa y el verso que vuelcan sobre el papel y la pantalla.
Un mundo en tu mente, tan repleta de experiencias, vivencias y educación.

Un día llegué a la conclusión de que en ti había mil mundos, y que probablemente ninguno llegaría a estar enamorado del mío. 

domingo, 22 de julio de 2018

Y a través de una ventana bañada de claroscuros el cielo llora
apenado de ver aquello que alumbra,
cansado de tanta oscuridad vagamente iluminada
y de tanta alma muerta en vida.

Mientras, yo me recojo en aquel rincón del silencioso laboratorio
buscando labrarme un porvenir a base de ilusiones que sé que no voy a satisfacer,
a base de gestos vanos que sé que no llegarán a nada por más esfuerzo que aplique.

La resignación del poder me invade,
y veo cómo tristemente he caído presa del mercado y del mundo de la compraventa,
que mi alma quería ser bondadosa pero quedó atrapada en los hilos del poder
y se sumó a la masa de gente en vida muerta.

viernes, 20 de julio de 2018

Clase de etología individual.

Hoy, por primera vez en mucho tiempo, he vuelto a tomar apuntes. No había libro, ni profesor, ni clase asistida. Sólo dictaba el corazón, que se disponía raudo a tomarme la mano y escribir hasta el agarrotamiento todo aquello que dictaba.

Y todo lo dictado quedaba plasmado en el blanco papel que de lo absurdo no estaba dispuesta a leer. Absurdo, sí, pero ¿acaso no era lo que sentía? ¿acaso no era lo que necesitaba expresar aun a riesgo de que se me tomase por loca y de que me costase perder una de las pocas luces que me encandilaban el alma? Absurdo, sí, pero necesario. Siempre tendría la opción de que quedase para mi misma y que nunca saliese a la luz. Siempre podría decirme "no tengo tiempo, por favor, no me envíes nada" con sus corteses maneras, porque al fin y al cabo era un ángel. Eso no se lo podría quitar nadie. Él siempre será un ángel, conmigo o sin mí.

Pero igualmente decidí no volver a leerlo. Dejarlo guardado en un cajón hasta que él quisiera mirarlo. El ejercicio ya estaba puntuado: "suficiente". Suficiente para que esta noche pueda dormir un poco menos atormentada y con unas cuantas ideas menos en la cabeza. Suficiente para desocupar un poco de pena e intentar que la melancolía, la nostalgia y esta molesta sensación de vacío se apiadasen de mí por una noche y me dejasen descansar con menos desgaste de lacrimal del que venía siendo habitual estos días.

Sólo el destino depararía la evaluación final de esta lección de comportamiento personal, que de raro ya hasta aborrece a quien me rodea. Sólo queda la esperanza de aprender a vivir un día con ello, aunque tengan que enseñarme o inducirme una evasión de la realidad.

miércoles, 18 de julio de 2018

Y en la frente un tiro o un beso tuyo,
porque siento que sólo una de esas dos cosas podrá salvarme.

lunes, 16 de julio de 2018

Biología básica.

No sé describir por qué este alma de cristal hecho añicos se me acaba calando en los huesos y desgarrándolos desde dentro, sin que se note. A cada latido de este corazón arrítmico por momentos se suman esas sinapsis que conducen la dicotomía sobre la vida y la existencia a lo largo de mi cerebro. Y tomo aire, y sale menos; se necesita llenar los pulmones de oxígeno para tapar el vacío que deja la sensación de falta de humanidad que a una le acarrea. Y todos los impulsos nerviosos que discurren sobre este cuerpo desembocan en el producto de esa glándula lacrimal, una vez más desperdiciada sobre este inanimado rostro.

Que vivir no es solo anatomía, fisiología y bioquímica.
Que ser humano no es pertenecer al género Homo.
Que localizarte en un entorno no significa ser parte de su ecosistema.

Y busco contraer los músculos por última vez, hasta que todo quede reducido al colapso y dejar todo a la merced de la biofísica.
Busco tener valor por una vez en la vida para dejar de ser un sujeto pasivo.
Busco el valor para dejar de ser un sujeto.

miércoles, 20 de junio de 2018

Un día más, el monstruo despertó.

Entre latido y latido desbocado
deja ver en el espejo un marrón de miel entreverado,
mas viéndose desesperado
busca algo más sofisticado
en que centrar su atención.

Dechado de defectos de puertas para adentro, el monstruo se tambalea hacia su posición,
y con toda la desazón de aquel que sabe que jalea
intenta hacer del mundo que le rodea
un mundo mejor.

Pero el mundo es grande y el monstruo, pequeño.
Y este sabe que, por mucho que no ceje en su empeño,
todo lo que desea para su propia vida es sueño
y los sueños, sueños son.

viernes, 8 de junio de 2018

Descalzar los pies y cubrirlos de mar y de arena.
Dejar la vergüenza aparte como aquel que explota,
y, repentinamente, de mí brota
la carcajada obscena.

Que no me daba cuenta de que me faltaba vida,
de que era el aislamiento y la preocupación los que me cegaban.
Pero allí estaba, libre y sonriente, ¿qué más daba?
Emanaron de mí emociones previamente reprimidas.

Porque la vida es teatro, drama y comedia,
y la máscara a veces debe ser cambiada.
Aunque la vida juegue a veces malas pasadas
a veces llega y te sorprende, y sus propios males remedia.

Y aquí acaban los versos de esta "prota",
no sin antes haber entendido de mi vida el doble juego:
que soy una maraña de ansiedad y desasosiego.
Que soy la nada, mas feliz soy otra.

miércoles, 6 de junio de 2018

Tú, que tuviste la necesidad de resolver aquella nota de misterio que se cruzó en tu camino por casualidad.
Tú, que derrochaste improvisación nerviosa pero plena de complicidad.
Tú, que me haces recorrer la historia a través de tus ojos
y que diseccionas mi universo cuando buscas mi mirada en la sincronía de ambos cuerpos.
Tú, poesía pura, melodía y sentimiento.

Tú reconoces abiertamente lo que admiras todo lo que he logrado,
mas yo, ciertamente, reconozco que es sólo una gota de agua frente a tu océano de humanidad.

lunes, 4 de junio de 2018

Paraules de discòrdia

Avui els meus dits toquen altra sinfonia mai desitjada
per aquélls que somiem amb la estabilitat eterna.
Avui la rábia em fa presa del món real,
del meu destí, tan proper, tan cert
que fa molt temps que m'afona.
Avui he caigut al parany del feliç efimer
que somia amb una vida millor.
Pero avui, avui he sigut més conscient
del que ser feliç implica.

Això qu'els meus ulls contemplen
serà només el reflex d'un futur incert
tan sols, tan ple de pols, tan oblidat
que ja comença a doldre.

sábado, 26 de mayo de 2018

Y en una lluvia de lágrimas, de naturalezas muertas y de junglas urbanas ella sólo pudo respirar.

domingo, 20 de mayo de 2018

Cariño.

A pesar de que siempre he sido de mayor envergadura que la gente de mi generación, hará unos doce años que dijeron de mí que no debía de ser muy mayor. "Es que eres muy cariñosa", me dijeron.

No es la primera vez que esta frase me viene a la mente. Quizá desde entonces he presupuesto que las muestras de calor humano son una muestra de inmadurez, y que a mi edad ya no me las puedo permitir. Necesitar cariño es de débiles.

Pero yo, por desgracia, no puedo ser así.

Y aquí me encuentro, escribiendo, perdida en frente del blanco infinito de la página. Blanco que reemplaza al blanco infinito del techo. Y entre tanto ruido político de fondo y tanta mala reyerta de bar en formato de las redes sociales, no pienso. Y dejo que me invada la necesidad de un abrazo que quiero y no puedo. Y dejo que me invada el sentimiento. Y dejo que me invada y me lleve lejos. Bien lejos.

Y luego vuelvo. Vuelvo al blanco de la página. Vuelvo al día a día y vuelvo a la falta de esencia, a la rutina.

Vuelvo, pero muero.

[...]

En fin, vuelvo al trabajo. La vida espiritual no es compatible con la vida terrenal.

viernes, 18 de mayo de 2018

Hoy.

Hoy me arden la cabeza y las entrañas.
Hoy la debilidad me invade, despiadada, como si algo le debiese a mi conciencia.
Hoy me vuelan mariposas en el cráneo que atraviesan mi garganta y me hunden el estómago.
Hoy sólo sueño con liberarme, con volar lejos del equilibrio inestable.
Hoy sólo sueño con no volver a pensar.
Hoy sólo sueño con no volver a sentir.

[...]

Pero hoy, sobre todo, no es mi mejor día. Y no sé por qué.

lunes, 14 de mayo de 2018

Troba clandestina.

[Bendito el día que me sacó de mi rutina y me obligó a entregar documentación lejos de casa. Bendito el día en que, a pesar de tener un horario flexible, caí en el formalismo de entrar a una hora decente a trabajar y decidí montarme en el metro...]

Así comienzan a veces las típicas historias de amor de película pastelosa. La mía no es pastelosa, ni es la típica; pero sí es de amor.

Llegados a cierto punto toca transbordo. Me subo al metro y vislumbro, entre pasajeros ausentes o absortos en las pantallas de sus móviles, a una joven de rasgos pintorescos con un ukelele esmeradamente decorado. "Espero que no suene demasiado estridente" pienso, con el recelo común de alguien que siempre ha tenido la mala suerte de toparse con artistas que sobreestiman sus habilidades o que sencillamente no han tenido a nadie que les haya dado una crítica constructiva o un consejo adecuado.

Rasga la primera cuerda, 
vibra el aire en su garganta
y a mí hasta el alma me atraviesa. 

Ya no soy capaz de hablar. Me quedo atónita, centrada en esa melodía cautivadora que casi me hace pasarme de estación. Sólo puedo esbozar una sonrisa y escuchar; cualquier otro gesto, sobra.

Acabada la canción, hace recolecta y contribuyo. Da igual cuánto haya echado: sé que es poco. Y mientras tanto ella sigue, ya sin música, tarareando. Me apetece preguntarle, gritar a los cuatro vientos qué hace rebajando su nivel a una simple troba de metro, ofrecerle mi humilde y triste ayuda. No puedo y sé que no debo. Cualquier sonido que interrumpa torpemente su canción sólo sería un estorbo, y para cuando ha callado yo ya había bajado del vagón.

Nos dice "Gracias por la ayuda, ya sea en forma económica o de sonrisas [...], que me permiten cumplir con este proyecto". Rotundamente no. Todos te debemos cortesía e infinito agradecimiento a ti por aparecer. Por darle vida a las naturalezas muertas propias del día a día del ciudadano de a pie.

En cuanto a nosotras, ojalá nos volvamos a cruzar. Y ojalá no sea en un metro, sino en un escenario rodeado de aquellos que realmente aprecien la buena música y que estén dispuestos a llevarte allá donde mereces.

Ojalá nos volvamos a ver.   

domingo, 1 de abril de 2018

Reflexiones (rápidas) de tren (también rápido)

Aproximadamente, 19:30 horas. Ponen una película española relativamente reciente sobre gente con ciertos problemas, más o menos graves, de salud mental. Parte del vagón ríe a carcajadas, mostrando una falta de empatía y conciencia sobre la situación: "la peli va sobre unos que están p'allá y menudas movidas, jajaja".

Llegados a este punto, resulta difícil pensar que la sociedad no banaliza la gravedad de aquello que le rodea. Aun a día de hoy, que hemos de reconocer que se ha aumentado el interés, conocimiento y conciencia sobre los problemas de salud mental, la gente sigue considerando excesivamente anómalo un comportamiento que generalmente es subsanable. Tachar de "loco" a aquel que se sale del patrón, y más cuando no lo hace por voluntad propia, atrasa el avance social y la normalización de la diversidad de nuestro entorno, tanto en lo biológico como en lo espiritual. Dicho de otra manera, nos estamos deshumanizando.

Por suerte, todavía queda gente que se sale del patrón. Personas que con sus virtudes y sus defectos pueden llegar a abrirte un mundo, incluso desde la inconsciencia.

Quizás todavía quede esperanza.   

domingo, 25 de febrero de 2018

I el destí que per fi s'equivoca.

Tercera bebida energética del día. qPCR. Un cultivo al que le gana la procrastinación. Planes de día y día. Inglés, ciencia, más inglés y más ciencia. Siesta divertida. Y, al menos, una pícara canción con la que recordar tiempos mejores.

No estoy pasando por mi mejor fin de semana, pero me he rendido. Así que aquí estamos, a pie del laboratorio, esbozando la media sonrisa y la risilla tonta de la derrota. Está bien asumir que cuando una está perdida sólo te queda reír.

Ya vendrán tiempos mejores. Pronto. Espero. (?)

Por cierto, no sé si alguien lee o leerá esto alguna vez, pero la susodicha canción:

"Damunt del llit em vas deixar
taques, pelets, i un bon record
sembrant de vida els edredons
anem navegant perduts
perseguint el teu rumb
anem navegant perduts..."

lunes, 29 de enero de 2018

Marketing.

Un buen día cualquiera, sin pena ni gloria, pero de noche. En un arrebato de responsabilidad decides que tienes cosas que hacer, pero que el silencio puede matarte demasiado por dentro como para no distraerte. Por ello, decides encender la tele, buscando algo sencillo que no te haga pensar. Y, sin embargo, consigues todo lo contrario.

Sinceramente, hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí. No por nada, sino porque soy lo suficientemente despistada como para incluso haberme olvidado de su existencia. Pero hoy merecía la ocasión escribir. Y os parecerá una chorrada que abra una entrada para esto, pero no es tanto por el tema en sí como por la necesidad de desahogarme y llorarle a alguien un poquito. 

Como iba diciendo. Hoy he decidido darle la oportunidad a uno de esos programas de televisión actuales sobre los que la gente tanto habla; uno de esos en los que se vende algo directo y se le deja al espectador la posibilidad de comprar ese algo directo porque le llame la atención algo indirecto. Conceptos abstractos creados de la idea de la novedad, de la representación, de la búsqueda y el encuentro con uno mismo. Yo, sin embargo, no puedo. Algo me llena la cabeza de pensamientos que subrayan que todo es marketing, un conjunto de ideas para captar nuestra atención sin que nos paremos a pensar demasiado en ello, el camino hacia una vía de consumo mayor. 

No, no soy mejor que vosotros por pensar así; de hecho, creo todo lo contrario. Por unas cosas o por otras quise crecer demasiado rápido y aprender a manejar la situación en un mundo que se me echaba encima, y que cada vez ejercía más presión sobre mí y sobre los míos. Un mundo en que todo va bien si tienes techo, comida y buena salud, pero que deja aparte todo lo demás. Un mundo vacío, sin ilusión, lleno de responsabilidades. Y quizás (y sólo quizás) lo haya conseguido, pero el precio a pagar ha sido sentirme un poco menos persona.

Y así me quedo, contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo me río de mi suerte,
tan callando.

Oh, joder ¡se me queman las lentejas!