domingo, 25 de septiembre de 2011

París.

París no es baguettes, ni crêpes, ni croissants. Tampoco es Ámelie, ni camisas a rayas. Ni Torre Eiffel, ni Louvre, ni Campos Elíseos. Y mucho menos gente seca y refinada que te mira por encima del hombro si no hablas en francés.

Para mí París es imaginar historias en el metro con los ojos a medio entornar; pasear por zonas que nunca había visto pero que ya habían pasado por mi mente. De sentarme en los muelles del Sena, oyendo los barcos pasar, y capitulando fragmentos de mi vida que nunca han ocurrido ni ocurrirán.

París es risas e ironías con gente que compartía mi experiencia. Abrazos, anécdotas y mezcla de personalidades que nos hacían pasarlo como lo pasamos. Para mí, París es la ciudad del recuerdo, la ciudad donde se quedó una parte de mí...

...y juro que volveré a por ella, aunque sea para quedarme.

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