viernes, 8 de junio de 2018

Descalzar los pies y cubrirlos de mar y de arena.
Dejar la vergüenza aparte como aquel que explota,
y, repentinamente, de mí brota
la carcajada obscena.

Que no me daba cuenta de que me faltaba vida,
de que era el aislamiento y la preocupación los que me cegaban.
Pero allí estaba, libre y sonriente, ¿qué más daba?
Emanaron de mí emociones previamente reprimidas.

Porque la vida es teatro, drama y comedia,
y la máscara a veces debe ser cambiada.
Aunque la vida juegue a veces malas pasadas
a veces llega y te sorprende, y sus propios males remedia.

Y aquí acaban los versos de esta "prota",
no sin antes haber entendido de mi vida el doble juego:
que soy una maraña de ansiedad y desasosiego.
Que soy la nada, mas feliz soy otra.

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